domingo, 31 de março de 2013

A educação pelo dinheiro

Usted ha escrito que «la cultura humanística, basada en el libro y en una educación monopolizada por el sacerdote y el maestro, ha perdido definitivamente su capacidad para moldear al hombre». ¿Cree que ha muerto el humanismo? ¿Qué lo sustituye? ¿Hemos entrado en una época acultural?
-No creo que pueda haber algo así como una época acultural, por la sencilla razón de que los hombres, de pies a cabeza, son criaturas de la civilización. Pero hay diferentes modos de civilización, y por ello podemos hablar de rotura de una época. El humanismo no está realmente muerto, puesto que, por ejemplo, hay unos últimos eruditos, que beben de las fuentes griegas y romanas. Pero, sobre todo, en la Europa Central, en la Europa del Norte, el poder educador del humanismo clásico ha terminado. En los años 50 y 60 del siglo pasado hubo en Alemania como un renacimiento del humanismo clásico, que reaccionó contra la época bárbara nazi. Después se impuso otra vez la modernización generalizada, que empezó tras la primera guerra mundial en todo el mundo occidental. Desde entonces, ni el libro ni la Iglesia gozan del poder como educadores. Ese lugar ahora lo ocupa el capitalismo. La pedagogía que formaba al hombre con lo escrito y por la palabra de Dios se ha sustituido por otra en la que impera la voz del mercado y del dinero. Los nuevos educadores han dejado ya su huella en los hombres de hoy día.
 Peter Sloterdijk, em uma entrevista bem antiga, cantando uma pedra já bem rouca.

ps. opa, opa opa:
-En la Ética clásica hay un concepto central, que es el de «vida lograda». ¿Qué es para usted la «vida lograda»? ¿Aspira a ella o se conforma con «sobrevivir», como tantas personas en nuestra sociedad contemporánea?
-Podría responder que después de una gran crisis social o política, el sobrevivir es ya la vida lograda. Si se está en una situación, por así decir, de paz, se puede pensar en algo superior, y entonces se intenta no sólo sobrevivir, sino que se tienen otras aspiraciones vitales. En esta sociedad de consumo, nolens volens, todos los hombres comparan entre ellos su felicidad. Por eso se ha hecho muy difícil decir cuándo se es feliz o por lo menos se está contento. Se piensa constantemente en que se podría ser más feliz de lo que se es. El concepto de la vida lograda es un concepto peligroso, porque es el concepto de la vida lograda de los otros.
O itálico é meu porque, óbvio, me lembrou isso aqui.

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